Consecuencias método Estivill

Gracias a todas por vuestras palabras y vuestro apoyo. Sois unos soles.

Se me olvido decir que por supuesto nadie vino a consolarme, a abrazarme, a darme un beso, a decirme que las brujas, los monstruos, etc. solo existían en mi pensamiento, en mis sueños. Aprendí que por mucho que llorase nadie acudiría en mi ayuda. Recuerdo que llego un momento en que empecé a consolarme a mi misma. Cruzaba mis bracitos encima de mi pecho y con mis manitas agarraba mi cuerpo, abrazándome y diciéndome en mi pensamiento: “no te preocupes, los demonios no van a venir a por ti porque solo cogen a las niñas malas y tu eres buena”. Que bien hubiésemos dormido todos con un gesto tan simple como dejarme la puerta de la habitación abierta y una luz encendida en el pasillo. O, ¿Por qué no? Si me hubieran dejado dormir alguna noche abrazada a ellos. Me hubiera sentido en el paraíso.

Mi hijo, de 4 meses, duerme en mi cama, conmigo, desde que nació, y me llena de felicidad porque se que estoy proporcionándole la protección, seguridad, tranquilidad y el amor que necesita. No puedo evitar esbozar una sonrisa contemplando su carita de felicidad cada vez que duerme en mis brazos sus siestas diurnas. Si, es cierto, atendiendo sus necesidades las 24 horas del día, dando lactancia a demanda, siguiendo sus ritmos y no los míos, despertándome cada hora o cada media hora porque mi niño se mueve mucho y apenas duerme, no puedo hacer muchas cosas que pueden hacer las que aplican el horroroso método estivil, porque sus niños “duermen” muchas horas del tirón (mas bien se despiertan igualmente pero no “molestan”). Pero no cambio por nada del mundo esta forma de crianza, porque de esta manera no me he perdido ni un solo minuto de la vida de mi hijo, ni una sola de sus sonrisas, de sus caricias en mi pecho cuando duerme en mis brazos, de sus caricias en mi barriga cuando dormimos en la cama, de sus preciosas miradas cuando despierta de una de sus siestas enganchado al pecho sonriéndome, ni una sola de sus nuevas “palabras”, de sus progresos, de su amor incondicional…

Yo  no voy a enseñar a dormir solo a mi hijo, porque no necesito enseñarle. Como todo, el sueño es un proceso evolutivo y se que cuando adquiera la madurez suficiente para poder hacerlo, lo decidirá el solo y se sentirá orgulloso de si mismo. Se me hará mayor y seguro que luego sera a mi a quien le costara adaptarse a dormir sin el.